El bosque de encina de nuestra zona es un ecosistema que ha provisto a sus habitantes de alimentación (a través de la ganadería y la caza, como medios importantes de subsistencia), economía (leña, miel de bosque, bellota para alimento del cerdo,…), lugar de recreo (actualmente hay médicos que aconsejan “baños de bosque” a personas con altos niveles de estrés, y es sabido que el bosque espeso de encina provee de altas cotas de oxígeno), además de inspiración de poetas (aquí venía a inspirarse Gabriel Celaya en los veranos de la década de los años 60 y 70 del siglo XX).
También es paso o corredor precioso para el río Ega, que serpentea por entre unas hermosas y frondosas encinas, debido a la medio-alta pluviosidad de esta zona, donde los cultivos tienen siempre asegurada su cuota de agua en toda época (a pesar de la que nos está cayendo por el cambio climático), formándose al paso del río unos pasadizos de arcos y lianas de una belleza difícilmente igualable.
Acedo es un pueblo que se halla situado en el Valle de la Berrueza, junto al Valle de Lana y Zúñiga, limítrofes y similares en bosques y arbolado. Su clima es mediterráneo, siendo la Sierra de Lokiz la barrera que marca el límite de la zona atlántica y húmeda (Amescoas y Montaña Alavesa, al norte), y el sur de esta sierra, con una pluviometría media pero suficiente para que el encinar sea esbelto, espeso y denso. Junto a la encina aparece el madroño, la carrasca, el boj, el romero, el tomillo, el durillo, los brezos y algún que otro quejigo, que surge probablemente de la tala anterior del árbol autóctono más dado a la humedad. El paisaje es propio del clima mediterráneo húmedo, con terrenos adyacentes de monocultivo de cereal que -junto a los de la Comarca de Pamplona- constituyen las mejores zonas cerealistas de nuestra Comunidad.
La fauna propia es de abundante jabalí, corzo, gineta, comadreja, alguna nutria, paloma torcaz, perdiz, becada y codorniz. Y en el río Ega, famoso por sus cangrejos autóctonos, hay trucha, barbo, madrilla, alguna anguila río abajo, chipa, ranas etc.
Aunque el bosque de encina es hoy muy extenso, hay personas mayores que conocieron este bosque cerrando casi prácticamente el núcleo urbano. Aquí coexisten con la encina, aunque a diferente altitud, árboles como el madroño, el bonetero, el roble, el quejigo y el haya.
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