A las 10,30 de la mañana del sábado y tras anunciar esta actividad en carteles, WhatsApp y correo, un nutrido grupo de personas jóvenes, niñas y niños y mayores nos dimos cita en el rebote de Acedo para dirigirnos con azadas y azadillas a Dérula (el monte norte de esta localidad) y a la Vía Verde del Ferrocarril Vasco-Navarro.

La plantación va a consistir en poblar ambos lugares con 50 plantitas de un año cuidadas en los viveros que la Asociación Berdesia posee en Tafalla, donde están llevando a cabo plantaciones en lugares públicos de un cinturón concéntrico al casco urbano de Tafalla.

Esta Asociación, muy amablemente, nos las ha donado el día 26 de diciembre de 2019 para ser plantadas adecuadamente en nuestra zona.

En principio se había pensado destinar 17 plantas a cada uno de los cuatro concejos del distrito de Mendaza, pero en dos de ellos no era posible, así que hemos reservado 13 de ellas para el Concejo de Mendaza, pues deseaban realizar la plantación más adelante en la ladera izquierda subiendo al paraje del Encino de las Tres Patas.

Antes de iniciar el ascenso a Dérula, Maribel, como es costumbre, plasmó este momento en varias fotografías para ser testigos fehacientes del movimiento asociativo y medio-ambiental de esta zona tan bella como desconocida por causas ajenas a nuestra voluntad.

Abel, con tractor y remolque azules, dio varios rodeos a la plaza, y con gafas y buzo a la vista, se armó con azadilla bien aseada por su abuelo Juanjo. Ángel solicitaba el tractor y deseaba también dar vueltas donde fuera. Tere con su nieta Leire intentaba convencerle de que fuera con el grupo sin ella, pues tenía mucha tarea en su casa, “hotel” acogedor donde los haya, en el que a veces se albergan hasta cuarenta o más familiares que son recibidos con los brazos abiertos.

Guillermo Manteca lleva en su mochila toda la ilusión de plantar un árbol y sentir la ilusión de poner su grano de arena por nuestra madre Naturaleza. ¡Cómo venía e iba por cada agujero para corroborar si todo estaba en orden!


También Iranzu y Lucía, así como Unatz y Aimar, no cesaban de ayudar y plantar su árbol junto a una persona adulta. Todas y todos se han merecido un reparador descanso y además… ¡almuercico!

El Concejo ha tenido su buena participación. Lidia, la alcaldesa, con azada al hombro, seguida de sus concejales, Ana y Luis que han contribuido con empeño en esta encomiable labor.

Más de treinta personas de todas las edades se han dado cita para plasmar el interés de este pueblo y valle por el cambio climático y el mantenimiento de un buen estado de la Naturaleza.

Los árboles han sido en esta zona referencia y cobijo de personas, grupos y herramientas que hasta recibían su nombre o su apodo. Y es que en cada pueblo tiene nombre cada persona, cada animal, cada árbol, cada finca, cada lugar….porque no somos “masa”, somos alguien en esta comunidad donde cada uno cumple su misión y cuando falta, se le echa de menos porque cumplía su misión….y alguien debe suplirle.

Por eso vulgarmente se llama incluso a cada persona “la Carmen” o “el Juan de la….” Porque es esta persona y no aquélla, porque es la, no “una”…aquí somos alguien y esto hace conformar verdaderamente una comunidad.

Nada tiene que ver una comunidad de vecinos de la ciudad que cuando se reúne, apenas se conocen…aquí sabemos la historia de su casa, sus virtudes y huecos, su nombre y apellidos,… y toda esta cultura hemos de defenderla, apoyarla y reivindicarla para que no se pierda, pues con ella van muchos valores morales, religiosos, ambientales, naturalísticos, afectivos, emocionales y sociales…..y podríamos hacer un listado sin fin.

Cuando llegamos a lo alto de la ladera los hombres que transportaban el pico, tuvieron que cavar duro, pues la roca y piedras ponían su resistencia. Este descarnamiento y pedregosidad no es casual, sino fruto de la tala de árboles en otro tiempo y ha hecho que su tierra haya viajado ladera abajo quedándose descarnado este terreno, que en otro tiempo era una pradera de margaritas, violetas y florecillas de todos los colores…La belleza anterior ya no es así, este paraje ha quedado pleno de barda, de plantas de todo tipo y en medio un abrevadero “cementoso” que afea más que embellece este paraje.

Es necesario recuperar este lugar de paso entre nuestro pueblo y el bosque de encina más extenso de nuestra Comunidad y quizás de nuestro país. Varias veredas serán necesarias para acometer esta labor de limpieza, embellecimiento, plantación y recuperación de lo posible que nos recuerde a las escenas infantiles, tirándonos desde arriba hasta la mitad del prado….

Cada pareja de mayor y niña plantó un arbolito, generalmente quejigo, ya que alrededor no hay otra especie que la encina. Hubo que cavar hondo, llenar de tierra el hoyo, aplastar con los pies la tierra y regar abundantemente para que aguanten hasta las próximas lluvias.

Fotografías se hicieron de diversos momentos para que tengamos constancia para la posteridad y puedan afirmar a quienes les sucedan que han hecho al menos algo por su naturaleza…una vez finalizada la plantación en Dérula, nos trasladamos con el número ya disminuido a la Vía Verde en un lugar cercano a la llamada plaza de toros (porque hubo una de madera usada por Pablo Hermoso de Mendoza en los tantos años en que vivió en Acedo).

Ya sabemos que algunos trabajan un día y son importantes, otros trabajan un año y son necesarios, pero otras personas están siempre en disposición de ayuda, y estas son “las imprescindibles”, aquéllas que están para echar una mano sin que se les pida, que no se escaquean cuando hay que arrimar el hombro, que suplen cuando alguien falta….y aquí se vieron hasta el final unos cuantos, con las botas puestas, con cansancio pero satisfechos con la labor cumplida y culminada.

A las trece horas nos dirigimos al club de jubilados donde algunas mujeres, entre ellas Juana “la servicial” nos prepararon unas chistorras entre pan y pan y como obsequio propio: unos huevos rellenos y espárragos y pepinillos de sabor a anchoa… Con un vinico de nuestro valle y agua y refrescos para la niñez, finalizamos esta jornada plena de sentido, armonía y contacto con la naturaleza tan agreste y hermosa como nuestro valle y pueblos.  

Asun Fernández

Personas asistentes:

Lidia, Ana, Luis N. y Pachi López de D.; Juanjo, Iranzu y Abel; Ángel y Maider; Iranzu, Lucía y Leire; Lidia y Pablo con Tere; Maribel Gómez y Guillermo Manteca; Juana (de Melero); Elvira y Asun; José Luis Gambra; Conchi de Carlos; Unatz y Aimar de Villabona (este fin de semana en Acedo con sus padres, Íñigo y Nerea); Félix que vino a saludarnos al final del proceso.


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