Este año hemos tenido la inmensa suerte de poder seguir trabajando en la recuperación de Dérula para mejorar el lugar, y sobre todo, continuar promoviendo el trabajo comunitario que es una de las esencias de nuestra cultural rural y campesina, aunque ahora lo desarrollemos en versión `moderna´.

En esta ocasión, hemos realizado dos trabajos que han embellecido el lugar y han permitido definir mejor el espacio.

Uno ha sido la realización de un conjunto escultórico que representa la importancia del ganado en este lugar, que antiguamente se reunía en la zona del abrevadero (la `dula´) y continuaba su camino hacia el monte para alimentarse a través de esta primera pradera.

Otro la construcción de unas delimitaciones de mimbre que `abrazan´ las estancias creadas en torno a los centinelas de la memoria y miradores al paisaje, contribuyendo a cuidar el espacio en el que se han plantado almendros y distintas especies arbustivas silvestres propias del bosque (boj, durillo, romero, tomillo….) para naturalizarlo, evitando el paso de vehículos a motor.

Estas delimitaciones, además de ser una expresión artística que mejora notablemente el lugar y lo hace más atractivo, suponen la recuperación de un oficio que se había perdido en nuestra zona y que presenta la utilidad de las fibras vegetales para la construcción, no solo de útiles domésticos o decorativos, sino también de construcciones al aire libre que permiten delimitar espacios.

La `vereda´ ha sido realizada con mimbre procedente de Salamanca porque por desgracia en Navarra ya no existen plantaciones de este vegetal que es el más apropiado, por su longitud, flexibilidad y resistencia, para realizar este tipo de construcciones. Para completar otros trabajos similares nos hemos propuesto probar con las varas que se obtienen de la poda de los plataneros del pueblo, pero este año no ha habido coincidencia de fechas y no hemos podido disponer del material, no autóctono, pero al menos si de kilómetro cero.

El fin de semana del Puente de Pilar trabajamos mañana y tarde, a partir de una presentación previa de Carlos sobre lo que íbamos a hacer y cómo, la recogida del mimbre (poco a poco a medida que se iba necesitando el material para que permaneciera en remojo) y las explicaciones y demostraciones del trenzado sobre el terreno, alrededor de las estacas de madera tratada hincadas días antes milagrosamente por los Hermanos Píerola de Gastiain. Milagrosamente porque el terreno pedregoso de Dérula hace muy difíciles estas tareas (ya lo comprobamos el día que plantamos los almendros), tanto que no anteriormente no fue posible aprovechar los palos metálicos de viña que tan generosamente nuestro vecino Javier Alén nos había cedido.

El mimbre (mil kilos) llegó a Acedo quince días antes de empezar a trabajar, se descargó y se puso a remojo dentro del abrevadero y del lavadero del pueblo, cuidadosamente colocado y con piedras encima para que no flotara, por parte de algunos de nuestros compañeros de la asociación: Conchi y Esteban, Juanjo y Lourdes, José Luis y XXXX. Según indicó Carlos debían estar bajo el agua, tantos días, para adquirir la flexibilidad suficiente para poder trenzar.

Estas construcciones en mimbre se han podido realizar con la guía y formación de Carlos Fontales, cestero, formador e investigador sobre cestería, y la contribución desinteresada de numerosas personas, no solo del pueblo de Acedo y de la zona, sino también llegadas de distintos lugares: zonas diversas de Navarra y también de otras comunidades autónomas: Galicia, Madrid, Castilla León, País Vasco… El trabajo se ha acompañado de camaradería, de comidas al aire libre, visitas a La Casa del Bosque y conversaciones que nos han permitido conocernos y apreciarnos.

Muchas gracias a todas las personas que nos habéis ayudado y que no citamos para no dejarnos involuntariamente a nadie.


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